Día de la Hispanidad: ¿Inmigrantes o extranjeros? Algunas consideraciones
Los flujos migratorios registrados en España han aumentado en las últimas décadas, pese a la caída en los peores años de la crisis económica. Veamos alguna de estas consideraciones con más detalle.
Viviana Echeverria
Por Viviana Echeverria
Publicado en Actualidad
El 12 de octubre es el Día de Colón o Fiesta Nacional de España, que conmemora el descubrimiento de América por el navegante Cristóbal Colón en 1492. Este acontecimiento marcó el primer contacto entre dos mundos.
Esta fecha fue declarada fiesta nacional por la Ley 18/1987, que destaca su importancia histórica y solemne. Es una fiesta nacional, con día libre remunerado y sin necesidad de recuperar el tiempo de trabajo perdido. Pero ¿por qué se celebra el Día de la Hispanidad en España?
Anteriormente, esta fiesta nacional se conocía como Día de la Hispanidad o Día de Colón. Fue declarada fiesta nacional durante el reinado de Alfonso XII en 1918 y se estableció oficialmente como tal durante el régimen de Franco. En 1982, un real decreto cambió el nombre de esta fiesta por el de «Fiesta de España y la Hispanidad». Posteriormente, en 1987, entró en vigor la Ley 18/1987, por la que se establecía la «Fiesta Nacional de España» y el desfile militar que se celebra cada 12 de octubre. Además, en 2014, la ONU estableció que el 12 de octubre sería un día para conmemorar la lengua española, «que representa un elemento de cohesión y consolidación del mundo hispánico».
Aprovechando la fecha, nos preguntamos: ¿existe una relación entre la hispanidad y la inmigración?
Relación entre hispanidad e inmigración
El Día de la Hispanidad puede vincularse a la inmigración en España de dos maneras principales: por un lado, la inmigración procedente de Latinoamérica, que comparte el mismo idioma y valores, se considera un factor de integración cultural; por otro lado, existe un debate político y social sobre cómo gestionar la inmigración, con diferentes posiciones que priorizan la integración de los inmigrantes hispanohablantes o buscan seleccionar a inmigrantes que puedan tener otras características.
La relación entre hispanidad y la inmigración implica:
Inmigración latinoamericana: La migración procedente de países latinoamericanos se considera una forma de inmigración natural que se integra más fácilmente debido al idioma y los valores compartidos.
Debate sobre la asimilación: Existe un debate sobre si la inmigración hispanoamericana es mejor para España debido a su mayor capacidad de asimilación cultural y social, o si se debe dar prioridad a los inmigrantes de otras regiones.
Identidad y futuro: Algunos sostienen que la identidad hispana es un «pasaporte hacia el futuro» para España y que la inmigración hispanoamericana contribuye a ese futuro al fortalecer los cimientos culturales del país.
Contexto de la inmigración en España
El fenómeno de los flujos migratorios no es algo reciente, ni tampoco un invento de la sociedad moderna. A lo largo de la historia de la humanidad, la migración se ha manifestado sistemáticamente en diversos grados y formas. Es parte integrante de los procesos de desarrollo y progreso. Ha persistido indefinidamente y no muestra signos de cesar en la actualidad.
Sin embargo, es acertado afirmar que los patrones migratorios en España han aumentado significativamente en las últimas décadas, con la excepción de los años más graves de la recesión económica (2008-2014), durante los cuales un número significativo de personas que habían llegado anteriormente decidieron abandonar un país que se enfrentaba a una difícil situación económica. Los acontecimientos mencionados han provocado diversas transformaciones o han ejercido presión para que se produzcan cambios en los ámbitos legislativo, ético y social.
A pesar de la reactivación de los flujos migratorios, se echa en falta un análisis reflexivo sobre este aspecto crucial de la sociedad. Dado que la migración es un proceso de desplazamiento con aspiración de estabilidad, el retorno de los migrantes a corto y medio plazo no siempre es predecible ni habitual. Examinemos estos puntos con más detalle.
Inmigración: hechos y realidades
Casi treinta años han pasado desde que España comenzó a atraer a un número significativo de inmigrantes extranjeros. Acontecimientos recientes, como la llegada de embarcaciones a las islas Canarias y el impacto de los inmigrantes en el crecimiento demográfico y económico, han reavivado el debate social sobre la inmigración, que ha experimentado diversas etapas a lo largo del tiempo.
Con un 18,2 % de su población nacida en el extranjero, España se encuentra en una situación similar a la de países con una larga historia migratoria, como Alemania, los Países Bajos y Suecia, y se ha convertido en uno de los principales destinos migratorios de Europa, superado solo por Alemania.
La mayor parte del crecimiento demográfico de España en las últimas décadas se debe a la inmigración.
América Latina destaca como origen de estos flujos, ya que los países latinoamericanos se han beneficiado durante mucho tiempo de la normativa europea en materia de visados y de la legislación española que concede la nacionalidad a las personas procedentes de estos países.
Cabe destacar el papel cada vez más importante que desempeña la inmigración en el mercado laboral español. De los 5,2 millones de personas que se incorporaron a la población activa española entre 2002 y 2024, el 75 % tiene doble nacionalidad o nacionalidad extranjera. La restauración, los servicios personales, la seguridad y el comercio minorista son algunos de los sectores de servicios no cualificados que dependen de esta mano de obra joven. Aunque hay variaciones en función del origen de los migrantes, ha aumentado la presencia de mujeres, que se concentran más en el grupo de edad activo.
Entre mediados de la década de 1990 y 2008, España experimentó su primer auge migratorio, que, en mi opinión, se gestionó mal debido a la falta de recursos administrativos adecuados. Ahora se han puesto en marcha herramientas administrativas más funcionales, en gran parte gracias a las continuas demandas del mundo empresarial. Sin embargo, dado que las empresas y las administraciones españolas tienen una capacidad administrativa limitada y prefieren contratar a personas de su entorno, este canal de entrada legal ha tenido un desarrollo limitado. El proceso implica una autorización previa que se concede mediante un proceso de selección en el país de origen.
Gráfico #1: Población inmigrante por nacionalidad (extranjera frente a española). Fuente: FEDEA - Encuesta de Población (INE)
El sistema de inmigración español se ha adaptado de forma pragmática a la realidad de la inmigración irregular y ha establecido mecanismos que permiten la absorción ordenada de la mano de obra inmigrante, independientemente de su situación, y su eventual regularización en unos pocos años. No obstante, esto no ha cambiado el hecho de que la inmigración irregular sigue siendo la principal vía de acceso al mercado laboral. El Real Decreto 1155/2024 consolidó aún más el sistema que permite a las personas con «arraigo» en España obtener un permiso de residencia después de 2 años, así como la decisión del Gobierno de aprobar regularizaciones masivas de forma ocasional.
En la misma línea, el Gobierno lleva años optando por facilitar el registro local de los inmigrantes sin permiso de residencia, lo que les permitirá acceder a servicios públicos esenciales y paliar algunas de las dificultades iniciales de su situación irregular.
En el marco de su cooperación bilateral con terceros países, España e Italia han ofrecido cuotas de trabajadores a aquellos países dispuestos a participar en la lucha contra la inmigración irregular, con el objetivo de combinar la contratación en origen con la lucha contra este fenómeno. Sin embargo, muchos análisis consideran que el sistema de cuotas resultaría ineficaz tanto en Italia como en España, por lo que los gobiernos han centrado su atención en la cooperación bilateral vinculada a la ayuda al desarrollo, como en el caso de Italia con Libia y en los planes de España con Mauritania.
No obstante, en la realidad no existe una opinión social única sobre la inmigración, sino una amplia variedad de opiniones respecto a diversos aspectos del fenómeno.
El porcentaje de personas con opiniones negativas o muy negativas sobre la inmigración ha aumentado. Por ejemplo, la mayoría opina que las políticas de inmigración de España son «bastante» o «demasiado» tolerantes, que el equilibrio fiscal es desfavorable para los intereses ciudadanos y que el Gobierno da un trato preferencial a los inmigrantes en detrimento de los españoles.
Sin embargo, una gran mayoría reconoce el valor de la contribución de los trabajadores inmigrantes a la economía. Hasta ahora, parece que la mayoría está de acuerdo en que los países pobres deben seguir acogiendo inmigrantes, siempre y cuando la afluencia no suponga un problema demasiado grande. Quienes se muestran hostiles hacia los inmigrantes son una minoría, aunque sus opiniones al respecto varían mucho.
Por último, otro acto legislativo con cierto efecto sobre las políticas migratorias y de extranjería ha sido la reciente Ley de Nietos, que inició su camino a la aprobación en el verano de 2022 por el gobierno de coalición. Aunque esta “Ley de Memoria Democrática”, tal es su nombre oficial, no es explícitamente una ley centrada en regularizar los flujos migratorios, sí tiene cierto efecto sobre los descendientes de españoles que pueden solicitar la nacionalidad de sus antecesores. En ese sentido, con esta ley se amplió el espectro de personas que podían solicitar la nacionalidad hasta los nietos y nietas de españoles, en aquellos casos en los que los abuelos o padres hubiesen perdido la nacionalidad debido a un exilio por motivos ideológicos, religiosos, o de orientación sexual, e incluso alcanza a bisnietos/as.
Por el resto, el último Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración 2011-2014 expiró sin que hasta el momento haya llegado a ver la luz una nueva estrategia general en este ámbito. Y precisamente durante esos años de crisis económica y de empleo, se ha hecho patente la vulnerabilidad de los hogares formados por personas de origen extranjero.
Así pues, el momento parece propicio para que España aborde una aproximación integral a la realidad del nuevo escenario migratorio en España, desde el punto de vista de sus efectos y su aportación en distintos ámbitos. Un prisma más amplio que abarque desde el origen de los inmigrantes que se establecen en España hasta los propios detonantes de los procesos migratorios, entre los que la reagrupación familiar ha aumentado en importancia.
Gráfico #2: Población inmigrante por área geográfica de nacimiento (en millones). Fuente:FEDEA - Encuesta de Población (INE)
Cabe señalar que España ya acoge a miles de niños y jóvenes nacidos o socializados a una edad muy temprana —la denominada segunda generación—, así como a más de un millón de nuevos españoles como resultado de la intensificación de los procesos de naturalización. No solo eso, sino que el paso de la pandemia parece marcar un nuevo aumento en la tendencia de los inmigrantes que se dirigen a España.
Conclusión
Todo lo anterior requiere un nuevo enfoque para evaluar los efectos y las oportunidades de los flujos migratorios, ya que no todas las personas de origen extranjero en España han experimentado directamente la migración o encajan perfectamente en la categoría de «inmigrantes». De hecho, es difícil encontrar un solo término que defina a las personas involucradas en los flujos migratorios. Hay muchas definiciones sobre inmigración en España.
Quizás, más allá del término «inmigrante», un concepto sociológico más amplio, también deberíamos empezar a hablar de la categoría jurídica de «extranjero». Este término, por un lado, se refiere únicamente a la nacionalidad de las personas y, por otro, alude a la legislación sobre «extranjeros», que en España se asocia principalmente al Régimen General aplicable a los ciudadanos no comunitarios.
Serían inmigrantes todas aquellas personas cuya biografía incluye un bagaje migratorio que influye de manera decisiva en su trayectoria vital, independientemente de que hayan experimentado personalmente el desplazamiento de un país a otro. O, como en el caso de los niños nacidos o llegados a una edad temprana al país de destino, puede que no lo hayan hecho, pero crecen en un contexto bicultural marcado por el viaje emprendido por sus padres o incluso sus abuelos.
En este sentido, la adquisición de la nacionalidad española o la de otro país de la UE no borra necesariamente este bagaje en cuanto a sus consecuencias en la vida de las personas. Del mismo modo, no se puede ignorar su impacto en los más de dos millones de residentes de nacionalidad española que han nacido en el extranjero.
En resumen, España se enfrenta a un doble reto en el Día de la Hispanidad en el ámbito de la migración: por un lado, integrar a los inmigrantes; por otro, crear una nueva legislación para todos aquellos extranjeros que desean dejar de serlo.
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Abogada especializada en Derecho de Extranjería Español. Es el equilibrio del despacho y la piedra angular. Es una trabajadora en estado puro y gran compañera. Y… ¿sabéis qué? En sus ratos libres deja la seriedad sentada en el despacho y baila como los demás.